Rocío Yelitza
@rocioyelitza
Miles de jugadores han desfilado a lo largo de los años dentro del fútbol mexicano. Hemos visto jugadores nacionales y extranjeros, a los que ya no nos tocó ver, pero que los libros y anécdotas nos recalcan que trascendieron en este deporte.
Este año viví un Día de Muertos muy pambolero (la influencia de lo que hago se ve reflejada en todo), y bueno, pues este año pedí permiso de dedicar la ofrenda a mis seres queridos (claro está), pero también a uno de esos hombres que como aficionada al futbol hubiera querido conocer. Él es Miguel Marín, el argentino que vino a salvaguardar como una barrera de hierro la portería de Cruz Azul.
Lo importante es realzar las tradiciones mexicanas sin importar si tienes la mega ofrenda que salió carísima, o si hiciste una modesta ofrenda, lo padre del asunto es que la tradición siga vigente y heredarla, en el futuro, a nuestros hijos.
Y bueno, aquí seguimos con las calaveras:
CUAUHTÉMOC BLANCO
Hombre con mucha tenacidad,
Cuauhtémoc Blanco, un jugador singular,
quien afuera de las canchas tiene humildad,
aunque dentro de ellas tiene agresividad.
La Muerte y los santos lo seguían,
pues el equipo del más allá querían formar,
sin saber que él se resistiría
pues en Dorados quería continuar.
Ganó la Copa MX contra Correcaminos,
campeón se convirtió,
mientras a la calaca tilica y flaca
le urgía meterlo en su equipo de futbol.
El hombre si cuello le decía el diablo,
el hombre capaz le llamaban en el cementerio,
mucho les costaba el delantero
para que jugara en el infierno.
Cuauhtémoc se resistió,
a la Muerte golpeó,
al árbitro del inframundo insultó,
y con Dorados su campeonato disfrutó.
Rocío Yelitza